Con la llegada del invierno ⛄, es necesario adaptar nuestra rutina de cuidado facial para que el viento y los cambios bruscos de temperatura y humedad en el ambiente no dañen nuestra piel.
La piel tiene un manto superficial llamado manto hidrolipídico, cuya función principal es proteger la piel de agentes externos y evitar la pérdida de agua de la misma.
Este manto hidrolipídico está compuesto principalmente de agua, sebo (grasas y lípidos) y sudor.
Cuando el manto hidrolipídico y sus componentes están en equilibrio, estamos frente a una piel sana. Pero, si la proporción entre agua, sebo y sudor se desbalancea, entonces el desequilibrio se manifiesta. Por ejemplo, si la proporción de sebo es muy baja, la piel se seca; cuando la proporción de agua es muy baja, estamos frente a una piel deshidratada y por el contrario, si hay un exceso de sebo, esa piel se vuelve grasa.
La epidermis se vuelve tan frágil que cualquier pequeño roce produce erosiones o heridas, por eso en invierno es tan habitual tener pequeños cortes en ciertas zonas del cuerpo. Este proceso de deshidratación da pie a un círculo vicioso de desecamiento: cuanto más se deteriora la piel, más humedad pierde, más vulnerable se muestra a irritaciones, más rojeces y, de nuevo, más sequedad. De allí surge la necesidad de buscar texturas muy hidratantes durante los meses más fríos del año y no saltarse la rutina diaria de hidratación antes de salir de casa.
- Usá un limpiador facial en formato leche o crema: es importante que desde el primer momento utilices productos que hidranten y no resequen tu piel.
- Tónico: ¡Paso infaltable para esos días en los que tu piel está muchísimo más seca! Elegí alguno que no lleve únicamente agua, sino también otros ingredientes que ayuden a retener la humedad en la piel (humectantes). De lo contrario, podrías causar un efecto rebote y provocar todavía más irritación.
- Sérum: nutrirá tu piel y la protegerá del medio ambiente.
- Crema facial: potenciá la hidratación de tu piel con un sérum humectante, eso logrará que no se fracture ni se reseque.
- Contorno de ojos: estaa área del rostro es la más delicada, por eso la tenemos que cuidar siempre, ya que unos ojos cansados reflejan un rostro apagado y acentúan más las ojeras.
- Protegé y repará tus labios: la piel de los labios es tan fina y delicada que es la primera zona del cuerpo en experimentar cambios con el frío. Sequedad y cortes en los labios son comunes en casi todas las personas ¡No te olvides de exfoliarlos, hidratarlos y protegerlos!
- Importantisimo: ¡No te olvides de hidratar tu cuerpo! Siempre solemos olvidar la hidratación de las manos y el cuerpo.
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